sábado, 7 de julio de 2007

Machu Picchu: Patria Pura

Emocionado, escribo estas palabras mientras veo por las pantallas de televisión estallar el júbilo de todos los ciudadanos del mundo ante el reconocimiento de Machu Picchu como una de las siete nuevas maravillas del planeta.

La ciudadela incaica es para nosotros los peruanos sinónimo de asombro, emblema de sabiduría, símbolo de encantamiento. Es la herencia intacta del pasado glorioso de nuestros antepasados, pero es también la huella más concreta de todas nuestras promesas presentes, incrustadas para siempre en el futuro: es nuestro reclamo de solidaridad, justicia social, desarrollo sostenido, distribución de nuestras riquezas, sin exclusiones de ninguna índole.

Como bien dijo el poeta Pablo Neruda, Machu Picchu es un “Alto arrecife de la aurora humana”. Para nosotros los peruanos, este reconocimiento es sin duda el advenimiento de un espacio mágico capaz de reconciliarnos a todos no solo con la sabiduría ancestral de nuestros antepasados, sino con las promesas brillantes del futuro.

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